Dada la frecuencia con la que se consume el CBD, es lógico suponer que el cuerpo vaya a reaccionar de la misma manera que lo hace con sustancias como el té, el café o el azúcar.
Aunque en lo que respecta a la tolerancia hay mucho más en juego que simplemente tres mecanismos, los estudios por ahora sugieren que el CBD no desarrolla tolerancia. Es más, puede reducir la activación de los receptores CB1, sin que el sistema endocannabinoide tenga que desensibilizarse. El potencial de esta interacción es significativo, ya que el compuesto también puede reducir los efectos secundarios y el hecho de desarrollar una tolerancia de otros cannabinoides.